sábado, 19 de marzo de 2011

Ahora que estás durmiendo

Ahora que estás durmiendo,
tu cálido cuerpo entre las sábanas,
mi piel anhela.

La noche engulle mi pena,
y me sumerjo en lo más profundo
de tu dolor, de mi dolor.

Lágrimas frías queman mi carne,
el pulso se me acelera
hoguera triste, que pierde fuego.

Yo ya me apago, sin tu regazo.
Yo ya me marcho, sin ti a mi lado.
Pues la vida, que tú me has dado,
ya se me marcha, entre los dedos.

jueves, 17 de marzo de 2011

Malos sueños

En el fondo no me importa tanto, o sí, no sé. El caso es que estiro el brazo y veo que sigue a mi lado, me doy cuenta de que todo ha sido un sueño, sin más. Pero todavía el vivído recuerdo de la voz de esa chica diciéndome que había sido suyo me atormenta. "Y a mí qué", le digo, "yo sé por lo que está contigo. Y no me importa", y les veo fundirse el uno con el otro, respirar acompasados. Sí, sí me importa. Porque en esos cinco o seis segundos en que paso de duermevela a conciencia todavía creo que es real, y me siento enfadado y furioso, o más bien deprimido y melancólico. Quiero darle un golpe para que me diga que es mentira. Quiero abrazarle, quiero decirle que no se vaya, que ya soy mejor persona y que le necesito a mi lado. Pero no puedo, porque todavía no me ha vuelto la voz y porque en mitad de la noche él se ha escurrido entre las sábanas y duerme plegado entre ellas. Forcejeo un rato hasta que comprendo que no podré tenerle, y entonces me lanzo a su cuello, y le beso. Su tacto sigue siendo cálido, como cuando nos acostamos anoche. "Te quiero". Se mueve lentamente, desperezándose, y entreabre un poco los ojos. "Te quiero, Iván". Y por fin ya es de día.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Apocalipse part 1

Japan has broken. Or that is what they tell us. A fading rising sun. A brown-dwarf. A dead-alive.
Nuclear apocalipse. Rotting walking flesh. An invisible monster that feeds up on your marrow, a new enemy you cannot fight. A new Godzilla, a Bogey-man.
The land has shaken: shaking lands for shaking times. An epitomy of modern times: hunger, destruction, despair.

But you must know, Japanese people, that your sun hasn't faded yet. That you must fight for your truth. No more 仕方がない. This is your revolution. The earthquake, the tsunami, that couldn't be helped. But your nuclear problems, the way your government issues this incident: it is up to you to answer to that. Don't let your beautiful country turn into a Waste Land. Fight for Japan, fight for truth.




Japón se ha roto. O eso es lo que nos dicen. Un sol naciente apagándose. Una enana marrón. Un muerto viviente. El apocalipsis nuclear. Carne podrida en movimiento. Un monstruo invisible que se alimenta de tu médula, un nuevo enemigo contra el que no puedes luchar. Un nuevo Godzilla, un hombre del saco.
La tierra ha temblado: tierras convulsas para tiempos convulsos. Un epítome de tiempos modernos: hambre, destrucción, desesperación.
Pero debéis saber, gente de Japón, que vuestro sol aún no se ha apagado. Que debéis luchar por vuestra verdad. No más 仕方がない. Esta es vuestra revolución. El terremoto, el tsunami, eso no se podía evitar. Pero vuestros problemas nucleares, la forma en que vuestro gobierno afronta este tema: depende de vosotros cómo respondáis. No permitáis que vuestro bello país se convierta en una Tierra Baldía. Luchad por Japón, luchad por la verdad.

jueves, 18 de febrero de 2010

Con las tapas del revés

Hace muchísimo que no escribo, hay que ver. Mi pobre blog abandonado. Quizás porque tengo más tiempo libre estoy pensando en retomarte, en volver a soltar aquí toda mi mierda y mis pensamientos. Pero hoy no me apetece ser literario. Hoy seré como esos textos periodísticos que nos hacían analizar una y otra vez en el instituto. Hoy soy crónica. La crónica de un chico que se aproxima a la treintena, que no tiene trabajo, pero que sin embargo lo tiene todo. Soy fracaso y éxito. Soy dejadez y perseverancia. Tengo la habitación revuelta, llena de ropa tirada por el suelo, libros que se apilan por las esquinas. No, no me han echado. Me mudo de casa. He pensado en quemar los antiguos apuntes de la facultad, total de lo que me van a servir... pero a lo mejor soy más pragmático, y en vez de seguir soltando porquería a la atmósfera, y también por lavarme un poco la conciencia, los tire a un aparatejo de esos de reciclaje de papel. Es hora de que los trituren. Sin embargo, me divierte pensar que cualquiera hurgando en la basura puede dar con ellos. Rescatar una hoja perdida de pragmática del inglés, o mejor aún, de semántica cognitiva. Licenciarse en filología. Qué más da. Lo único que sé es que la filología no cabe en mi casa nueva, ni la mitad de mis zapatos, que he tenido que tirar. Me siento como un libro con las tapas del revés.

martes, 29 de septiembre de 2009

Talento

El talento no es una campaña de marketing. No es juntar "a" más "a" y con ello producir "b". No se hace. El talento, y en este caso hablo sobre literatura, son las palabras fluyéndote entre los dedos. Las manos que bailan sobre el teclado al compás de tus pensamientos. El lápiz deslizándose sobre el papel, como embrujado. Chuck Paulahniuk es talento. Amo a Chuck, amo sus libros y su forma de pensar. Sus personajes complejos y sus historias sencillas. El talento es Chuck Palahniuk. O cualquier otro escritor bueno, pero me siento tan felíz de haber encontrado sus libros... Después de leer Haunted me compré todos sus libros por internet. Y desde entonces no he parado de leerle. Es otra muestra más de mi caracter absorbente, que cuando algo me gusta no paro hasta consumirlo en su totalidad. Y en él hay mucho muy total.

P.D.: Para los que nunca le habéis leído, os recomiendo para acercaros Fight Club, su libro más famoso. De mis favoritos de los que he leído de él Invisible Monsters. Y si no tenéis tiempo, Haunted, que es un libro tipo Decamerón, con relatos cortos que giran en torno a un eje central.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Un chico persigue una chica

Hoy mientras volvía del trabajo se me ha ocurrido una idea interesante. O más que una idea, una historia: la del chico que persigue una chica. El chico se la encuentra por casualidad, al salir del metro. O tomándose un café sola, removiendo el azúcar con la cucharilla una, y otra, y otra vez más, hasta que lo que remueve ya no es ni café, ni leche. Tampoco azúcar. Es lo que queda después de de que todo eso se haya mezclado. Como su vida. Opaca. Él la observa esperando al autobús. En la parada del tren. Cuando pasea a su perro todas las tardes se sienta en un banco cercano y simula que lee un libro. O una revista, no vaya a ser que piense que es un intelectual. Se la encuentra una noche en un bar, y ríe con sus amigas, porque no sólo es guapa, sino que es muy sociable. Y usa ropa cara y de buena calidad, porque también ha podido verla de compras. Y de repente un día no la vuelve a ver. Y vuelve de nuevo al metro, y no la ve. Ni tampoco en el bar, ni paseando con el perro. Tampoco los fines de semana por la noche. Ni en las tiendas de ropa cara. Y un día se entera de que esa chica se ha muerto. O todavía peor: la han asesinado. Ahora bien, imagina que tú eres ese chico, o que eres la chica y a quien has perseguido es al chico. ¿Buscarías a su asesino? ¿tú, quien ha estado observándola los últimos días, semanas y meses? ¿olvidarías a la persona que en sus últimos días ocupó cada resquicio de tu tiempo?
Quizás escriba un relato sobre ello. O quizás me de para un libro.

viernes, 26 de septiembre de 2008

La ventaja de ser nuevo

Una de las ventajas que he encontrado siempre al ser nuevo en un trabajo es poder observar a los demás sin tener que dar mucho de mí. No sé muy bien por qué, pero cuando uno llega nuevo a un trabajo, según mi experiencia, los que le rodean, los veteranos (por llamarles de algún modo), suelen actuar de la forma más simiesca posible, es decir: intentan hacerse notar haciendo monerías. Estas monerías suelen traducirse por intentar dar la nota levantando la voz, hacer chistes sin venir a cuento, gesticular exágeradamente, hacer ver todo lo que saben sobre el puesto de trabajo (o lo que es lo mismo, lo poco que sabes tú) o tomarse toda confianza contigo y contarte sus vidas y milagros sin tan siquiera saber tu nombre (eso sí, muy cortesmente, una vez has tenido que tragarte todo su bodrio, tienen el detalle de preguntar cómo te llamas; dejas de ser el nuevo, él, ese chico o simplemente ése durante un rato. Al día siguiente vuelven a preguntarte como te llamas, o te giran la cara y no te dirigen la palabra nunca jamás).
No sé si porque siempre que he llegado a un trabajo nuevo he ido con la mentalidad de ser algo temporal, o simplemente porque me gusta analizar a los demás, cada vez me cuesta más acercarme a mis compañeros de trabajo. La mayor parte de ellos me aburren. Y me aburre la manera que tienen de prejuzgar a la gente nueva (tanta suspicacia a veces me pone un poco de los nervios).
Imagino que tal vez, dentro de dos o tres meses, puede que incluso un par de ellos me caigan bien. Con los años me voy volviendo más asocial. Y también más intransigente.